Iba camino de una fiesta benéfica, en la cual se iba a recaudar dinero para luchar contra la disfunción eréctil. Empecé a charlar de ello con el taxista y el hombre me dejó caer que para nada tenía ese problema. Por mi cabeza pasó la idea de follármelo, ya que ahora sentía mucha curiosidad y finalmente, decidí probarlo. Me abrí de piernas en el asiento de atrás y acabamos dándole al sexo, gozando de su polla dura y pajeándole hasta conseguir que eyaculase como una fuente.
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