Tras ir a casa de este turista, la colegiala asiática se puso a jugar al billar con él, aunque no duró mucho. Estaba claro que el tipo quería probar su coño oriental y al final lo hizo, subiéndola sobre el tapete y comiéndose su chochito sin dudarlo. Luego le quitó las bragas y por todo el salón, le dio rabo a esa zorrita que no paró de gemir con el pedazo de polvete que el blanquito le acabó dando.
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