Tenía un enfado encima brutal, ya que pillé a mi marido con su secretaria haciendo guarradas. No quise decirle nada y la primera reacción que tuve fue llamar a mi abogado pensando en el divorcio. Pero después de un rato charlando con él, se me ocurrió una venganza brutal y decidí seducirle poniéndole en la cara mi culito latino. Pronto pude notar como su polla se ponía dura y al final, logré mi objetivo y olvidé su infidelidad devolviéndosela con una follada hardcore que me dejó como nueva.