No sabía que su novia estaba en el baño y cuando se la encontró, estaba dándose una ducha y luciendo su cuerpazo al desnudo. La japonesa sintió la necesidad de jugar un poco con él, hasta pedirle que se acercase para chuparle la polla. Poco a poco fue calentando el ambiente, hasta pedirle que se metiese con ella en la bañera y le echase un buen polvo, con el que acabó gimiendo como una perrita en celo.
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