Tras unas cuantas clases particulares, la atracción por mi profesor iba en aumento hasta que una tarde, ya no pude más. Necesitaba seducirle como fuese y lo hice pidiéndole sexo duro y unos cuantos azotes en mis nalgas. Él no se lo podía creer, pero cuando le dije que deseaba estrenar mi trasero con su polla, no lo dudó y se puso manos a la obra. Al final, acabó dándome por detrás y mostrándome lo mucho que se podía gozar con el sexo anal, tras embestir mi ojete con su pollón.
Categorias: Anal
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