Mientras se tomaba unas copas, esta rica oriental conoció a un turista muy simpático con el que hizo buenas migas. De hecho tras un rato charlando con él, le acompañó a su habitación de hotel y los dos acabaron pasándoselo en grande. Y es que la asiática empezó a bailar para él y a lucir su cuerpazo ante sus narices, hasta motivarle y dejar su polla lista para el sexo. Así que nada más meterse en la cama, le dejó probar su chochito y gimió de lo lindo con las ganas que le puso.
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