Siempre había fantaseado con montar el rabo de un mulato y al fin, esta zorra tatuada pudo hacerlo gracias a su amigo. Nada más invitarlo a su casa, se lanzó sobre él y el chico no pudo negarse ante semejante calentón que llevaba encima su amiga. La chavala se la chupó como pudo, ya que comerse ese rabo es complicado. Pero tras hacerlo se puso manos a la obra con un polvete interracial y se lo pasó en grande gracias a ese semental tan dotado.
Categorias: Putas Golfas
09:57